sdpi

Sistema de Protección Interno de niños, niñas , adolescentes y personas en situación de vulnerabilidad.

ENFOQUE

La protección de las personas menores de edad y de las personas en situación de vulnerabilidad es una cuestión de máximos.

Esta exigencia se activa cuando somos conscientes de nuestra responsabilidad individual, colectiva e institucional.

¿QUÉ ENTORNOS DEBEN SER PROTECTORES?

Todos aquellos entornos en los que participan niños, niñas y adolescentes (NNA) y/o personas en situación de vulnerabilidad (PsV).

INSPIRACIÓN: LA CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO (Artículo 19).

  1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.

 

  1. Esas medidas de protección deberían comprender, según corresponda, procedimientos eficaces para el establecimiento de programas sociales con objeto de proporcionar la asistencia necesaria al niño y a quienes cuidan de él, así como para otras formas de prevención y para la identificación, notificación, remisión a una institución, investigación, tratamiento y observación ulterior de los casos antes descritos de malos tratos al niño, y, según corresponda, la intervención judicial.

PUNTO DE PARTIDA

Las entidades del Tercer Sector y todas aquellas entidades y profesionales dedicadas a las personas tienen una clara vocación de protección, buen trato y empoderamiento de las personas en situación de vulnerabilidad.

Este compromiso se materializa en muchas de las acciones, procedimientos y formas de hacer que ya están llevando a cabo y que forman parte de su actividad cotidiana.

Esta iniciativa se fundamenta en lo que las entidades ya están haciendo, integrando estas actividades en el marco de un sistema de protección y buen trato que permita optimizar las medidas en marcha y potenciar otras que puedan ser útiles tanto a las entidades como a las personas a las que dirigen su labor.

VIOLENCIA

  • La violencia contra niños, niñas adolescentes y personas en situación de vulnerabilidad (NNA- PsV) es una realidad difícil de mirar a los ojos y más frecuente de lo que nos gustaría admitir.
  • Es un fenómeno complejo que no responde a un solo factor, sino que es resultado de la
    interacción de muchas y muy diferentes variables.
  • Es una realidad cambiante, en continua evolución y que presenta muchas modalidades y caras
    distintas.

COMPROMISO

Las entidades que trabajan con NNA y PsV deben tener un compromiso claro y compartido para garantizar que sus actividades se llevan a cabo en entornos protectores, libres de violencia y promotores de buen trato hacia todas las personas, al margen de su edad, características, circunstancias o relación con la entidad.

ENFOQUE DE DERECHOS

Todas las personas tienen el derecho inherente a crecer, desarrollarse y vivir en entornos
libres de violencia y que favorezcan el desarrollo de su potencial y capacidades.

COMPROMISO

Este compromiso se materializa a través del diseño, desarrollo, implementación y mejora continua de un Sistema de Protección Interno (SdPi) para garantizar que las entidades y sus actividades sean entornos seguros y protectores para todas las personas que participan en ellos.

Las entidades que trabajan con NNA y PsV deben tener un compromiso claro y compartido para garantizar que sus actividades se llevan a cabo en entornos protectores, libres de violencia y promotores de buen trato hacia todas las personas, al margen de su edad, características, circunstancias o relación con la entidad.

Este Sistema de Protección sólo puede ser eficaz si todas las personas vinculadas a la entidad se comprometen con el buen trato hacia los demás, sin discriminación y creando redes de ayuda y colaboración entre todos nosotros.

No podemos mirar para otro lado.
Cualquier forma de violencia atenta contra la dignidad de las personas y provoca un daño a veces irreparable en las víctimas. En la mayor parte de las ocasiones, ese daño no se ve, no es físico ni tienen evidencias, porque es emocional, en lo más profundo de la persona. Nadie se merece ser tratado de esta forma.